La rebelión de los ignorantes
- Alonso Núñez del Prado Simons
- hace 17 horas
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Todo el encono patrocinado por Trump contra la cultura Woke nace del olvido y menosprecio que han sufrido las clases mĆ”s necesitadas y menos educadas por el establishment polĆtico. Ese fue el caso de los obreros de las empresas de fabricación de automóviles en los Estados Unidos que de un momento a otro se quedaron sin trabajo porque los vehĆculos japoneses invadieron el mercado y sus empleadores tuvieron que cerrar muchas de sus plantas.
No podemos restarle responsabilidad a algunos acadĆ©micos y artistas āque son los principales miembros del sector progresista (llamados caviares en el PerĆŗ y Woke en los Estados Unidos)ā que pocas veces o nunca se mostraron cercanos y comprensivos con los afectados por el sistema imperante.
El sector conservador en el mundo, liderado ahora por Trump, que āentre sus pocas virtudesā cuenta con la de haberse percatado de lo antes descrito, ha aprovechado para ganar un par de elecciones y dirigir sus baterĆas contra ese grupo que al final es el mĆ”s culto y educado. Pero que no vio venir la ficción de la polarización reinante, creada por el conservadurismo, porque no advirtió āo no quiso hacerloā que la clase polĆtica habĆa dejado de lado a un sector de la población para favorecer al poder económico que es el que ha gobernado occidente desdibujando lo que todavĆa se llama democracia, aunque tenga poco de Ć©sta.
El desprestigio actual de la democracia, asà como el crecimiento de los sectores populistas y conservadores tiene origen en una democracia que no es democrÔtica. Si los gobiernos y parlamentos hacen lo que les parece y no lo que ofrecieron o les piden sus electores no estÔn siendo democrÔticos. MÔs bien se han aprovechado de haber sido elegidos para desarrollar su propia agenda, con frecuencia adecuada a sus intereses personales.
La clase polĆtica estadounidense, y en general la del resto del mundo āque se autodenomina democrĆ”ticoā ha ido creando un sistema en que las leyes se hacen para favorecer a las grandes corporaciones, financiadoras de las campaƱas polĆticas. Y no se aprueban āsalvo que la presión sea extremaā las que beneficiarĆan a los sectores mĆ”s empobrecidos porque afectan a las primeras.
Como dijo hace muchos aƱos Vargas Llosa, la clase dirigente peruana es ignorante (con pocas excepciones), porque no lee. En el mismo sentido, āalguna vez RaĆŗl Porras Barrenechea enumeró nuestros defectos: uno de ellos es el odio a la inteligencia y la ilustraciónā[1]. Pareciera que a nuestras Ć©lites la educación y la cultura les resulta incómoda desde tiempos inmemoriales. AsĆ las generaciones anteriores sostenĆan que no habĆa que educar al indio, porque podĆa rebelarse.
Al ataque al sector caviar āque inició la extrema derechaā se sumó el marxismo setentero que todavĆa no ha procesado lo ocurrido en el mundo los Ćŗltimos cincuenta aƱos y todavĆa defiende a los fracasados regĆmenes de Cuba y Venezuela. Parece ser el resultado de haberse sentido desplazados por algunos intelectuales y artistas que merced a su educación y a la realidad pura y dura abandonaron el marxismo dogmĆ”tico para asumir posiciones socialdemócratas.
La polarización es sólo una ficción creada por la extrema derecha para enfrentar a sus pretendidos enemigos, los acadĆ©micos, intelectuales y artistas que abogan por minar su poder tratando de eliminar algunas de sus prerrogativas. El sector conservador estĆ” tratando de recuperar el poder que perdió en los Ćŗltimos aƱos. En otras palabras, estĆ” pretendiendo no solo defender sus prebendas, sino recuperar algunas de las perdidas. Con este fin, se escuda en posiciones religiosas cuyas instituciones los defendĆan en el pasado. DetrĆ”s de la afirmación de defender la familia, la propiedad y la tradición estĆ” la verdadera e inconfesada razón de preservar sus privilegios.
Las clases mĆ”s pobres durante mucho tiempo han tenido poca atención de los polĆticos en el poder sin que los progresistas lograran revertirlo. Este sector olvidado, que tiene toda la razón de quejarse, estĆ” siendo manipulado por polĆticos populistas que junto con los conservadores se han inventado la historia de que el progresismo es el que ha gobernado el PerĆŗ las Ćŗltimas dos dĆ©cadas y es el responsable de lo que ocurre cuando, en realidad, la derecha ha perdido las elecciones, pero es la que ha gobernado, no solo los Ćŗltimos veinticinco aƱos, sino toda la repĆŗblica, quizĆ” con la excepción del perĆodo velasquista. Siempre ha logrado colarse a las esferas de poder para conseguir sus fines. El PerĆŗ, en especial Lima, es una sociedad cortesana y especialista en arrimarse al poder apenas terminan las elecciones. Pueden haber dicho barbaridades del triunfador durante la campaƱa, pero estĆ”n en el besamanos durante la ceremonia de asunción del poder.
Con frecuencia se le echa la culpa de los problemas a los inmigrantes, cuando todos sabemos que la migración es un fenómeno que tiene muchos siglos y que al final todos somos migrantes o descendientes de ellos. Se aprovechan de la ficción que son los paĆses y estados y sus fronteras, olvidando que al final todos somos humanos y tenemos derecho a movernos libremente por el planeta. La división polĆtica moderna es historia reciente y una ficción creada por los intereses mĆ”s mezquinos que son tambiĆ©n los que organizan las guerras en que nunca participan, porque usan al pueblo al que han imbuido de un falso sentimiento patriótico que lo lleva incluso morir en los campos de batalla por intereses que estĆ”n muy lejos de ser los suyos.
La pregunta es: ¿cómo salimos del embrollo? ¿Cómo desenmascaramos a los mentirosos populistas que de pronto se han sentido llenos de poder?
No resulta nada fĆ”cil responder, pero considero que la Ćŗnica manera es trabajar apoyando a los mĆ”s necesitados a olvidados de la sociedad. A quienes los polĆticos han venido mintiendo y engaƱando a travĆ©s de los aƱos ofreciĆ©ndoles el oro y el moro en los perĆodos eleccionarios y luego haciendo cosas muy distintas escudados en la liberación del mandato imperativo. Supuestamente les permite actuar segĆŗn su criterio y no obedeciendo los deseos de sus electores. Eso es falso. La liberación del mandato imperativo es excepcional. Solo cuando hay una objeción de conciencia o cuando el interĆ©s nacional debe primar sobre el local, pero la regla general en una democracia es que los elegidos se deben a sus electores y a las promesas que les hicieron o los deseos que deberĆan consultar en la llamada āsemana de representaciónā por el Reglamento del Congreso.
La Ćŗnica forma de quitarles la mĆ”scara a estos estafadores y populistas es trabajando abiertamente por los intereses del pueblo, entendido como los sectores menos favorecidos, los que estĆ”n debajo de la lĆnea de pobreza, los que no tienen agua, sufren hambre y carecen de acceso a la educación y a los servicios de salud.
Y ellos con sus votos les dirĆ”n que no pueden seguir mintiendo y pretendiendo seguir gobernando el paĆs, porque lo que tenemos es el resultado de haber mantenido el poder en sus manos desde el inicio de la repĆŗblica, con pocas excepciones.
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[1] Loayza, Luis. Ensayos. Editorial Universitaria de la Universidad Ricardo Palma. Lima, 2010.  PÔg. 321








