Si creías que el Papa Francisco había dejado todo listo para un sucesor de su misma línea, mejor lee esto
- Redacción El Salmón
- hace 5 días
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El pontificado del Papa Francisco, caracterizado por sus posturas progresistas, su apertura hacia los desafíos contemporáneos y su enfoque inclusivo, generó tanto admiración como resistencia. A menos de una semana de su muerte, el Vaticano se prepara para un cónclave que definirá su sucesor. Sin embargo, las tensiones internas y las maniobras de los sectores conservadores sugieren que el proceso de elección no será tan sencillo como se esperaba.
El cónclave
El cónclave para elegir al nuevo Papa comenzará el 7 de mayo de 2025 en la Capilla Sixtina del Vaticano. Un total de 133 cardenales menores de 80 años con derecho a voto participarán en esta reunión secreta para decidir quién será el nuevo pontífice. Durante el cónclave, los cardenales estarán totalmente incomunicados y realizarán dos votaciones por la mañana y dos por la tarde hasta alcanzar un consenso. Para que un candidato sea elegido, necesita obtener dos tercios de los votos. La fumata blanca indicará la elección de un nuevo Papa, mientras que la fumata negra mostrará que aún no se ha alcanzado una decisión. Cabe destacar que el 80% de los cardenales votantes fueron designados por el Papa Francisco, y que este cónclave cuenta con la mayor diversidad internacional en la historia, con representantes de 71 países.
La resistencia conservadora
A pesar de la mayoría de cardenales designados por Francisco, los sectores conservadores han estado activos en las semanas previas al cónclave. Según el periodista Vicens Lozano, se han creado "dosieres" sobre la vida personal e íntima de los cardenales más reformistas, con el objetivo de chantajearlos y manipular el resultado del cónclave. Este tipo de prácticas, conocidas como "kompromat", buscan desacreditar a los candidatos progresistas y alterar el proceso de elección.
Además, un artículo reciente de La Nación revela cómo el lema de "unidad", utilizado por sectores conservadores del Vaticano, se ha convertido en un punto clave en su campaña para frenar la visión reformista del Papa Francisco. Los cardenales conservadores, quienes han criticado abiertamente las reformas inclusivas del Papa, como la posibilidad de ordenar mujeres diáconos o la aceptación de los divorciados vueltos a casar, están utilizando este lema como estrategia para atraer apoyo durante el cónclave. Mientras tanto, los progresistas temen que esta búsqueda de "unidad" pueda revertir los avances alcanzados en la Iglesia. Los cardenales ya se están reuniendo para definir sus posturas antes del cónclave y para debatir sobre temas clave, como la integración de mujeres en el clero y el trato hacia las comunidades más marginadas. Las tensiones ideológicas son evidentes, ya que algunos cardenales consideran que la "unidad" podría ser un pretexto para revertir las reformas de Francisco.
Controversias sobre candidatos
Cardenal Angelo Becciu
Uno de los casos más polémicos es el del cardenal Angelo Becciu, condenado por fraude en 2023. A pesar de su condena, Becciu ha solicitado participar en el cónclave, basándose en una supuesta autorización del Papa Francisco antes de su fallecimiento. Sin embargo, fuentes vaticanas indican que el Papa dejó instrucciones por escrito para su exclusión. Esta situación ha reavivado el debate sobre la aplicación de sanciones y la disciplina dentro de la Iglesia.
Cardenal Raymond Leo Burke
Uno de los principales exponentes del ala conservadora del Vaticano es el cardenal Raymond Leo Burke, quien ha sido una figura crítica de las reformas del Papa Francisco. Burke, quien fue uno de los cardenales más cercanos al Papa Benedicto XVI, ha sido un ferviente defensor de los principios doctrinales tradicionales y se ha opuesto abiertamente a las políticas reformistas del Papa Francisco, especialmente en temas como la apertura hacia los divorciados vueltos a casar y el trato hacia la comunidad LGBTQ+.
A pesar de sus diferencias con el Papa Francisco, Burke ha sido mencionado como una figura influyente dentro de la Iglesia que podría desafiar la dirección de la Iglesia en el futuro. Algunos observadores apuntan a que Burke podría ser una opción para el cónclave, especialmente si los sectores conservadores logran aumentar su influencia durante el proceso de elección. Sin embargo, su postura firme contra las reformas podría ser un obstáculo para ganar el apoyo de cardenales moderados y progresistas.
La influencia de Estados Unidos
Según el investigador Nicolas Senèze, sectores conservadores de Estados Unidos buscan influir en la elección del próximo Papa para que sea más afín a sus ideales tradicionales. Aunque la cantidad de cardenales estadounidenses electores es reducida y su influencia directa en el cónclave es limitada, existen otras formas de presión. Senèze expone en su libro “Cómo Estados Unidos quiere cambiar de papa” que algunas redes conservadoras buscan influir mediante estrategias indirectas, como:
Presión financiera: Estados Unidos representa un porcentaje importante de las donaciones al Vaticano. Aunque actualmente aporta alrededor del 28% al “denario de San Pedro”, sigue siendo el mayor donante individual. Esta aportación económica puede convertirse en un instrumento de presión, afectando proyectos caritativos si no se logra un papa acorde a sus intereses.
Campañas de desprestigio: Antes del cónclave, podrían difundirse informes comprometedores o rumores sobre ciertos cardenales para debilitarlos como candidatos. Estas campañas aprovecharían el impacto de las redes sociales para sembrar dudas sin necesidad de pruebas concretas.
Uso de inteligencia: Algunos analistas advierten sobre la posibilidad de que aparatos de inteligencia estadounidenses sean utilizados para obtener o difundir información sensible contra ciertos candidatos.
El objetivo sería evitar la elección de un papa que continúe las reformas de Francisco y, en su lugar, impulsar a alguien que, aunque no sea necesariamente trumpista, sí resulte más manejable o menos reformista.
Perspectivas para el futuro
Aunque el sector conservador busca recuperar terreno, el panorama sigue siendo incierto. El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, se perfila como un candidato moderado que podría servir de puente entre las diferentes facciones dentro de la Iglesia. Sin embargo, la división interna y las tensiones doctrinales podrían prolongar el proceso de elección.
En resumen, el próximo cónclave no solo definirá al sucesor del Papa Francisco, sino que también marcará el rumbo doctrinal y pastoral de la Iglesia Católica en los próximos años.
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