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“Pienso, luego existo”: el punto de partida del pensamiento moderno




En un mundo donde todo parecía incierto, un hombre se atrevió a dudar de absolutamente todo. ¿Y si todo lo que creemos saber es falso? ¿Y si los sentidos nos engañan? ¿Y si estamos soñando ahora mismo? Así comenzó René Descartes, filósofo y matemático francés del siglo XVII, su búsqueda por una verdad que no pudiera ser puesta en duda.


Su famosa frase “Pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum en latín) nace de un experimento mental radical: dudar de todo lo que ha aprendido, todo lo que ha visto, todo lo que ha sentido. Si podía encontrar una sola verdad que sobreviviera a esa duda extrema, entonces tendría un punto de partida firme para reconstruir el conocimiento.

Y esa verdad fue esta:

“Aunque dude de todo, el simple hecho de dudar ya demuestra que estoy pensando… y si estoy pensando, entonces existo.”

En otras palabras, la actividad del pensamiento es la prueba irrefutable de la existencia. No importa si el mundo a mi alrededor es una ilusión o si un genio maligno quiere engañarme: mientras yo pueda pensar, no se puede negar que “yo” existo como ser pensante.


¿Quién fue René Descartes?


René Descartes (1596–1650) no fue solo un filósofo; fue también matemático, físico y uno de los padres fundadores del pensamiento moderno. Vivió en una época de grandes revoluciones científicas y religiosas. En medio de ese caos, propuso una nueva forma de alcanzar la verdad: a través de la razón.


Imagina que Descartes fue como un arquitecto del conocimiento: demolió el viejo edificio de las creencias heredadas y quiso construir uno nuevo, sólido, comenzando desde sus propios cimientos. La primera piedra fue el “pienso, luego existo”.


A partir de ahí, Descartes desarrolló lo que se conoce como racionalismo, una corriente filosófica que cree que la razón es la principal fuente de conocimiento, más allá de los sentidos. También aportó a las matemáticas el sistema de coordenadas cartesianas (sí, el eje X y Y que todos usamos en álgebra viene de él), lo que permitió unir la geometría con el álgebra y sentar las bases del cálculo moderno.


¿Por qué sigue siendo importante?


En tiempos donde las noticias falsas, los prejuicios y las apariencias abundan, Descartes nos recuerda que debemos aprender a dudar, a pensar por nosotros mismos, a no aceptar verdades sin cuestionarlas. Su método, conocido como la “duda metódica”, sigue siendo una herramienta poderosa en la ciencia, la filosofía y la vida diaria.

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