La corrupción avanza: los audios que hunden a la casta de Milei
- Redacción El Salmón
- hace 2 días
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La imagen de Javier Milei como adalid de la “casta anticorrupción” se ha derrumbado de la forma más estrepitosa posible: con audios que lo comprometen indirectamente a él y directamente a su círculo íntimo en un esquema de coimas con medicamentos. Lo que comenzó como un rumor difundido en redes sociales se convirtió rápidamente en una denuncia judicial formal, con allanamientos, pruebas incautadas y nombres propios: Karina Milei, la poderosa secretaria de la Presidencia y hermana del mandatario, es señalada como beneficiaria directa de las “mordidas” en la compra de medicinas para personas con discapacidad.
El escándalo golpea en el peor momento político: un país con hospitales desabastecidos, pacientes esperando meses por tratamientos, y un gobierno que había prometido “austeridad” pero que aparece asociado a un sistema de recaudación ilegal con los insumos más sensibles: los que salvan vidas.
Los audios que lo revelan todo
El punto de quiebre fueron las grabaciones difundidas por el canal Carnaval. En ellas, Diego Spagnuolo —exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), exabogado personal y amigo del presidente— describe sin tapujos cómo funcionaba el mecanismo. Según sus palabras, las empresas proveedoras de medicamentos debían entregar un 8 % del valor de sus contratos como retorno ilegal. De ese total, un 3 % iba directamente a Karina Milei, el verdadero cerebro político del gobierno, y un 1 % era destinado a “la operativa”, es decir, a aceitar el mecanismo de recaudación.
La crudeza de los audios, con cifras, nombres y porcentajes, deja poco margen para las interpretaciones. No se trata de un rumor difuso, sino de una confesión que describe un sistema aceitado y recurrente, capaz de mover hasta 800.000 dólares mensuales según estimaciones judiciales.
Corrupción en la médula de la política de Milei
El discurso libertario de Milei se sostenía en un contraste claro: él no era parte de la “casta” política que robaba. Hoy ese relato se encuentra en ruinas. Los supuestos defensores de la “libertad” se ven involucrados en un esquema de corrupción con los medicamentos más básicos, destinados a los sectores más vulnerables.
El mensaje político es demoledor: mientras se recortan presupuestos de salud y se despiden médicos, el círculo íntimo del presidente aparece cobrando coimas con tratamientos para discapacitados. El escándalo no es solamente penal; es profundamente moral. Revela un cinismo estructural: se ataca la “casta” con discursos televisivos, mientras se replica y perfecciona la misma lógica que se decía combatir.
Allanamientos, pruebas y la sombra de Karina Milei
El juez federal Sebastián Casanello ordenó de inmediato una serie de allanamientos en oficinas públicas y privadas. En la Agencia Nacional de Discapacidad se incautaron documentos y discos rígidos; en Suizo Argentina —la empresa farmacéutica señalada— se confiscaron contratos y registros; en domicilios vinculados se hallaron sumas millonarias y hasta una máquina contadora de billetes.
El operativo reveló la existencia de un circuito paralelo de dinero negro, con trazas que conducen al despacho más poderoso de la Casa Rosada: la Secretaría General, comandada por Karina Milei. Su nombre aparece una y otra vez en los audios, y los empresarios farmacéuticos mencionan sus exigencias con naturalidad, como si fuera una práctica habitual.
La figura de Karina, hasta ahora intocable y blindada por el presidente, se ha convertido en el centro de la tormenta. Su silencio frente a las acusaciones no hace más que incrementar la sospecha: la mujer que controlaba con mano de hierro la política del gobierno hoy es la cara visible de su peor crisis.
Un esquema con beneficiarios claros
Los implicados no son marginales ni funcionarios menores. Spagnuolo era abogado y hombre de confianza de Milei antes de la presidencia. Eduardo “Lule” Menem, asesor de peso en la Casa Rosada, aparece vinculado al engranaje. El empresario farmacéutico Eduardo Kovalivker, dueño de Suizo Argentina, está señalado como la pieza privada que facilitaba la recaudación.
La trama muestra una combinación de poder político y empresarial clásica en los casos de corrupción argentina: funcionarios que aseguran contratos y empresarios que pagan peajes ilegales para garantizarlos. La novedad es que, lejos de tratarse de un ministerio menor, el dinero fluía desde un área destinada a los más vulnerables: personas con discapacidad que dependen de medicamentos para sobrevivir.
Reacciones políticas y un gobierno acorralado
La oposición no tardó en calificar el caso como el “Mediagate”. Diputados del radicalismo, el peronismo y la izquierda coinciden en que el escándalo desnuda la verdadera cara del mileísmo: un gobierno que se presentaba como revolucionario y que en realidad reproduce los vicios más viejos de la política argentina.
En el Congreso ya circulan pedidos de interpelación y hasta proyectos de juicio político. Si bien la figura del presidente no está formalmente imputada, el hecho de que todo ocurriera en el corazón de su gobierno lo salpica de manera directa. Nadie cree que Milei desconociera los movimientos de su hermana, su persona de máxima confianza y pieza central de su esquema de poder.
La calle también reaccionó. Organizaciones de pacientes y asociaciones de personas con discapacidad marcharon en Buenos Aires con un mensaje claro: “Mientras nos quitan medicamentos, ellos roban con nuestras vidas”. El repudio social se convierte así en un factor de presión adicional.
El derrumbe del relato anticorrupción
El Milei que llegó al poder gritaba contra la “casta” y se presentaba como un outsider incorruptible. El Milei de hoy aparece como el jefe de un gobierno enredado en un escándalo de corrupción clásico: retornos, coimas, empresarios amigos, audios filtrados, allanamientos y dólares en efectivo.
El contraste es brutal. No solo porque el relato queda en evidencia como una farsa, sino porque el propio presidente cimentó su legitimidad en ese discurso. Sin él, lo que queda es un gobierno sin sustento moral, sostenido apenas en la confrontación y el marketing mediático.
En términos políticos, es un golpe letal. Los aliados internacionales observan con cautela, los inversores dudan y la oposición huele sangre. El autoproclamado “león” ha quedado expuesto como un político más, rodeado de familiares y amigos que lucran con el Estado.
Un futuro incierto
El desenlace judicial todavía es incierto. Las pruebas incautadas serán determinantes para establecer responsabilidades formales. Sin embargo, en el terreno político, el daño ya está hecho. Aunque Milei intente despegarse alegando desconocimiento, el país ha visto con claridad cómo opera su entorno.
Si la justicia avanza contra Karina Milei, la estructura misma del gobierno podría colapsar: ella no es una funcionaria más, sino el núcleo duro del poder presidencial. Su eventual caída sería también la del propio Milei.
El escándalo de los medicamentos ha pasado de ser una denuncia a convertirse en el mayor desafío político y ético del gobierno. Un presidente que prometió dinamitar la corrupción ahora enfrenta la posibilidad de que su administración quede marcada para siempre como una de las más corruptas de la historia reciente de Argentina.