El río ya tiene derechos
En un fallo histórico, la Corte de Loreto ha ratificado la sentencia que reconoce al río Marañón como sujeto de derechos, un avance trascendental en la protección ambiental y la inclusión de la cosmovisión indígena en el marco jurídico peruano. Este hito, impulsado por la Federación Huaynakana Kamatahuara Kana, liderada por mujeres kukama kukamiria, establece un precedente para la defensa de otros ecosistemas en el país amenazados por la explotación de recursos naturales.
Tradicionalmente, el derecho ha tratado a la naturaleza como un conjunto de recursos disponibles para la humanidad. Sin embargo, el concepto de "derechos de la naturaleza" cuestiona esta visión antropocéntrica, proponiendo que elementos naturales, como los ríos, tengan derechos propios, promoviendo así su protección y sostenibilidad.
El río Marañón ha soportado un largo historial de contaminación, especialmente por derrames del Oleoducto Norperuano (ONP), operado por Petroperú. Las comunidades indígenas, directamente dependientes de este río, han visto afectadas su salud, seguridad alimentaria y conexión espiritual con su entorno. Ante esta situación, la Federación Huaynakana Kamatahuara Kana inició en 2021 una batalla legal para que el Estado peruano reconociera al Marañón como sujeto de derechos, inspirándose en experiencias similares en países como Nueva Zelanda, India y Colombia.
¿Qué implica reconocer derechos a un río?
Otorgar derechos al Marañón significa reconocerlo como una entidad legal con derechos que pueden ser defendidos judicialmente. Esto establece un marco que protege al río de actividades extractivas y respalda la cosmovisión indígena que lo considera un ser sagrado. Este fallo implica:
Protección frente a actividades extractivas. Como sujeto de derechos, el Marañón queda protegido frente a la explotación de hidrocarburos y otros proyectos que puedan amenazar su integridad. Las empresas que operen en su cuenca deberán cumplir con estrictos estándares ambientales.
Reconocimiento de la cosmovisión indígena. Para el pueblo kukama kukamiria, el Marañón es el “centro del universo”, un ser sagrado con el cual mantienen un vínculo espiritual profundo. Este fallo no solo reconoce su perspectiva, sino que también establece un precedente de integración de la cosmovisión indígena en las decisiones judiciales.
Responsabilidad estatal y empresarial. La sentencia exige a Petroperú realizar un mantenimiento exhaustivo del ONP para evitar futuros derrames, poniendo a prueba la responsabilidad del Estado y de las empresas en la protección de los ecosistemas.
Un avance en la justicia ambiental
La sentencia del Juzgado Mixto de Nauta, ratificada por la Corte de Loreto, marca una victoria en la defensa del medio ambiente y de los derechos humanos:
Defensa del medio ambiente. El reconocimiento de los derechos del Marañón establece un precedente en la protección de los ecosistemas peruanos, posibilitando que otras regiones afectadas por actividades extractivas puedan acceder a mecanismos similares de protección.
Empoderamiento de las comunidades indígenas.La victoria es el fruto de la perseverancia de las mujeres kukama kukamiria, que a través de la Federación Huaynakana Kamatahuara Kana unieron esfuerzos con organizaciones y abogados para llevar su lucha a los tribunales. Este logro evidencia el poder del activismo indígena para influir en la legislación y proteger sus derechos colectivos.
Reconfiguración de la justicia peruana. Al considerar la cosmovisión indígena y al río como un ser con derechos, la justicia peruana se suma al movimiento global que reconoce los derechos de los ecosistemas, avanzando hacia una legislación más sostenible y en armonía con el entorno.
El desafío de la implementación de la sentencia
La abogada Maritza Quispe Mamani, del Instituto de Defensa Legal, subraya que la implementación de esta sentencia será un proceso complejo. La sentencia ordena la creación de consejos de cuenca para el Marañón, a cargo del Gobierno Regional de Loreto y la Autoridad Nacional del Agua, y la actualización de los Instrumentos de Gestión Ambiental (IGA) para garantizar una mayor protección del río.
El voto complementario de la jueza Roxana Carrión Ramírez, que reconoce la cosmovisión kukama, destaca la importancia de una justicia inclusiva, capaz de adaptarse a las realidades locales. Reconocer al Marañón como un ente con derechos propios también plantea la necesidad de un modelo de desarrollo más equitativo y respetuoso con el medio ambiente.
El reconocimiento de derechos a la naturaleza es un movimiento global que aboga por la preservación de los ecosistemas frente a la crisis climática y la sobreexplotación. Al sumar al Marañón a esta tendencia, Perú se une a países como Ecuador y Nueva Zelanda, donde ríos y ecosistemas han sido reconocidos como sujetos de derechos. Este enfoque refleja una conciencia emergente sobre la importancia de proteger jurídicamente los recursos naturales en favor de la vida en el planeta.
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La perseverancia de las mujeres kukama, junto con el respaldo de aliados como el Instituto de Defensa Legal, International Rivers; Earth Law Center y otras organizaciones, ha sido clave para alcanzar este reconocimiento. Estas mujeres han demostrado que la defensa del medio ambiente es también la defensa de su cultura, identidad y futuro.
Esta sentencia puede abrir un camino para que otros ríos y ecosistemas, especialmente en la Amazonía y los Andes, sean reconocidos como sujetos de derechos, brindando una herramienta jurídica para proteger el equilibrio ambiental y las formas de vida de las comunidades locales. La ratificación de los derechos del Marañón por parte de la Corte de Loreto representa un cambio de paradigma en la percepción de los derechos de la naturaleza y el rol de las comunidades en su defensa.
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