El plan de Israel para Gaza: desaparecerla
- Redacción El Salmón
- 7 may
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El conflicto en Gaza ha alcanzado un nuevo nivel de tensión tras las recientes declaraciones del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y del ministro de Finanzas Bezalel Smotrich. El 5 de mayo de 2025, Netanyahu aprobó un plan para la ocupación total de Gaza, con el objetivo de eliminar a Hamas y tomar el control absoluto del territorio. En sus declaraciones, Netanyahu afirmó que el objetivo final es “destruir” a Hamas, lo que implicaría no solo una ocupación militar, sino también un control permanente de la Franja de Gaza.
Por su parte, Bezalel Smotrich, uno de los ministros más ultraderechistas del gobierno israelí, expresó que Gaza debe ser “completamente destruida”. En una intervención reciente, Smotrich señaló que la población palestina de Gaza debe ser desplazada al sur, en lo que muchos interpretan como un intento de expulsión masiva o "traslado forzoso". Esta retórica ha sido condenada por organizaciones internacionales, que la consideran una política de limpieza étnica.
Reacciones internacionales y preocupaciones humanitarias
La comunidad internacional ha reaccionado con gran preocupación ante estas declaraciones. Organizaciones como la ONU, la Unión Europea y diversas ONG han señalado que las propuestas de Israel de desplazar a toda la población de Gaza violan el derecho internacional, especialmente las leyes que protegen a los civiles durante los conflictos bélicos. En 2024, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra Netanyahu y su gobierno por presuntos crímenes de guerra cometidos en Gaza.
Además, el bloqueo israelí sobre Gaza y las continuas ofensivas militares han provocado una grave crisis humanitaria. La población de Gaza, que supera los dos millones de habitantes, enfrenta condiciones extremas, con un acceso limitado a agua potable, electricidad, comida y atención médica básica.
El contexto histórico del conflicto israelí-palestino
El conflicto entre Israel y Palestina tiene más de un siglo de historia. Tras la caída del Imperio Otomano en 1917, el Mandato Británico de Palestina dio lugar a tensiones entre las comunidades judía y árabe. La resolución 181 de la ONU en 1947 propuso la partición de Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe. En 1948, se proclamó el Estado de Israel, lo que desató la primera guerra árabe-israelí y la expulsión de cientos de miles de palestinos de sus tierras.
Desde entonces, los palestinos han vivido bajo ocupación israelí o en el exilio, luchando por la autodeterminación y la creación de un Estado independiente. Gaza, que fue ocupada por Egipto entre 1948 y 1967, pasó a formar parte de Israel tras la guerra de los Seis Días en 1967. Aunque Israel se retiró de Gaza en 2005, ha mantenido un bloqueo estricto sobre el territorio, exacerbando las dificultades de la población palestina.
El control de Hamas sobre Gaza desde 2007 ha empeorado aún más la situación. La organización islamista se ha enfrentado a la autoridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y las tensiones con Israel han aumentado, resultando en varios ciclos de violencia.
¿El plan de anexión: desaparecer Gaza como entidad autónoma?
El ministro Smotrich ha declarado que Gaza debe ser “eliminada” como una entidad autónoma palestina, sugiriendo que el territorio debe ser absorbido completamente por Israel. Esta visión, que va más allá de la ocupación militar, implica la aniquilación de la identidad política de Gaza y su población. Además, el gobierno israelí ha mostrado interés en anexar partes de Gaza de forma permanente, lo que ha generado críticas por su posible violación del derecho internacional y su impacto en los esfuerzos de paz en la región.
Perspectivas de futuro: incertidumbre y confrontación
Con la situación actual, el futuro de Gaza se ve cada vez más incierto. La comunidad internacional ha intentado mediar en el conflicto durante décadas, pero las recientes acciones de Israel han complicado aún más las posibilidades de una resolución pacífica. La propuesta de desaparición de Gaza, específicamente la eliminación de su identidad política y su anexión a Israel, pone en duda el compromiso israelí con una solución de dos Estados, que ha sido el marco central de las negociaciones de paz desde hace años.
Las consecuencias a largo plazo de estas políticas podrían ser devastadoras tanto para los palestinos como para los propios israelíes, atrapados en un ciclo interminable de violencia y represalias.
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