¿Qué explica el cambio de algunas potencias occidentales en torno a Gaza?
- Farid Kahhat
- 5 jun
- 3 Min. de lectura

En mayo de este año ocurrieron dos cambios en torno al genocidio en Gaza. De un lado, Canadá, Francia y Reino Unido amenazaron a Israel con sanciones si no detenía su actual ofensiva en ese territorio. De otro, Friedrich Merz, en declaraciones inéditas para un jefe de gobierno alemán, sostuvo que “Hacer sufrir de esta manera a la población civil, (…), es algo que ya no se puede justificar con la lucha contra el terrorismo de Hamás».
¿Qué podría explicar esos cambios? La explicación no parecen ser las circunstancias sobre el terreno, dado que existía evidencia concluyente sobre la naturaleza de los crímenes cometidos por Israel en Gaza desde hacía más de un año. Por ejemplo, en enero de 2024 la Corte Internacional de Justicia (CIJ), admitió una demanda por genocidio contra Israel y, además, ordenó a ese Estado “tomar todas las medidas” posibles para “prevenir” la consumación de un genocidio (órdenes que Israel ignoró). Y en noviembre de 2024, la Corte Penal Internacional (CPI), emitió órdenes de arresto por crímenes de guerra y de lesa humanidad, contra el Primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, su entonces ministro de defensa, Yoav Gallant, y un dirigente de Hamás (Israel ya había dado muerte a otros dos dirigentes de Hamás incluidos en la solicitud inicial del fiscal de la CPI).
En el caso de Netanyahu y Gallant, los cargos incluían además el crimen de emplear el hambre como arma de guerra, así que la orden del gobierno de Netanyahu de detener el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza de marzo pasado no era la primera ocasión en que ello ocurría. Pese a ello, por ejemplo, varios Estados europeos que están sometidos a la jurisdicción de la CPI permitieron que el avión que llevaba a Netanyahu en su visita oficial a Hungría (otro Estado sometido a la jurisdicción de la CPI), sobrevolara su espacio aéreo.
Es probable que lo que explique el cambio en la posición de esas potencias sea que el propio gobierno de Israel hizo públicos objetivos de la incursión en Gaza que constituyen crímenes de guerra y de lesa humanidad. Como indicamos ya, el primero de marzo de este año, a través de un post en la red social X, “el Primer Ministro Netanyahu decidió que, a partir de esta mañana, se detendrá el ingreso de todos los bienes y suministros a la franja de Gaza”. No contento con ello, su ministro de seguridad, Itamar Ben Gvir, dijo en otro post en X que “(…) los depósitos de alimentos y ayuda deben ser bombardeados (…)”.
A su vez, el ministro de finanzas, Bezalel Smotrich fue citado el 6 de mayo por el medio Times of Israel, sosteniendo que “Dentro de unos meses, podremos declarar la victoria. Gaza quedará totalmente destruida”, y su población civil sería “concentrada” en unos 90 kilómetros cuadrados al sur de esa franja de territorio. En ese contexto, “Estarán totalmente desesperados, entendiendo que no hay esperanza ni nada que buscar en Gaza, y buscarán reubicarse para comenzar una nueva vida en otros lugares”.
El 22 de mayo el propio Netanyahu ratificó que su gobierno busca confinar a la población civil en virtuales campos de concentración en el sur de Gaza, como paso previo a la aplicación del “Plan Trump” (el cual exige en forma explícita la remoción de Gaza de la virtual totalidad de la población civil).
Hasta la víspera, Israel aún solía brindar una hoja de parra con la cual las potencias occidentales podían cubrir su vergonzosa conducta en torno a Gaza. Ahora, sin embargo, Israel dejó de pretender que los suyos eran objetivos de seguridad para plantear de manera pública que busca el desplazamiento forzado (un crimen bajo el derecho internacional humanitario), de la población civil de Gaza.
De no cambiar sus políticas cuando menos en el plano de las declaraciones oficiales (todavía no han aplicado ninguna sanción digna de mención), las potencias occidentales podían terminar acusadas de complicidad con los crímenes israelíes en cortes internacionales.
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