¿Por qué Piura, una región rodeada de ríos, está en riesgo de quedarse sin agua? El Salmón te lo cuenta
Piura se acerca peligrosamente al colapso hídrico. Los ríos se secan, los reservorios están al mínimo, y el agua potable escasea para millones de habitantes. ¿Cómo llegó una región clave para la economía del Perú a esta situación? Una combinación letal de fenómenos climáticos extremos, infraestructura obsoleta y una gestión ineficiente del agua. Acá te lo contamos.
Ríos y reservorios: las venas secas de Piura
El río Piura, principal fuente de agua para la región, ha visto cómo su caudal disminuye dramáticamente cada año. Según la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el flujo del río ha caído un 30% en la última década. La situación es aún más grave en el reservorio de Poechos, el más grande del Perú, que hoy opera a solo el 2% de su capacidad. ¿El problema? Falta de lluvias y abandono en su mantenimiento.
Sin agua suficiente en Poechos, miles de hectáreas de cultivos están en peligro, y el acceso al agua potable para la población es cada vez más incierto.
El Niño: un golpe doble para Piura
Piura no solo enfrenta sequías. Cuando llega El Niño, las lluvias intensas generan inundaciones que destruyen la ya debilitada infraestructura hídrica. En 2017, El Niño Costero arrasó con el 42% de las obras de agua y saneamiento de la región, y muchas de ellas siguen sin ser reparadas. Ahora, con el fenómeno El Niño Global 2023-2024 en curso, se espera un exceso de lluvias, pero paradójicamente, el 70% de esa agua se perderá por falta de reservorios y canales adecuados para almacenarla, según el SENAMHI.
Agricultura sedienta e ineficiente
Piura es la mayor exportadora de mango del país y un referente global en la producción de banano orgánico. Pero esta pujante industria agrícola es también una de las principales responsables del estrés hídrico.El 60% del agua extraída de ríos y reservorios se destina al riego agrícola, pero casi la mitad de esa agua se pierde debido a sistemas de riego anticuados, según el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA).
Mientras tanto, la demanda de agua potable ha crecido un 25% en la última década. Sin embargo, la producción actual de agua solo cubre el 60% de lo necesario, lo que provoca cortes constantes en el suministro.
El agua que queda, está contaminada
Por si fuera poco, la calidad del agua es otro problema crítico. El 65% de los cuerpos de agua superficiales en Piura está contaminado con desechos domésticos e industriales, según el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). La falta de plantas de tratamiento es evidente: de las 12 plantas planificadas, solo 4 están en funcionamiento. ¿El resultado? Agua insalubre que pone en riesgo la salud de miles de familias.
Proyectos estancados y promesas incumplidas
El Proyecto Especial Chira-Piura, que debería ser la columna vertebral de la modernización hídrica de la región, avanza a paso de tortuga: apenas un 50% de ejecución. ¿El motivo? La falta de financiamiento y la constante rotación de autoridades que prometen mucho y hacen poco.
Si no se acelera la construcción de infraestructura y no se implementan políticas de uso eficiente del agua, la situación podría volverse crítica. De hecho, proyecciones oficiales estiman que para 2030, Piura podría enfrentar un déficit de agua superior al 40%.
¿Un futuro seco?
El panorama es desolador, pero no irreversible. Piura necesita con urgencia inversiones en infraestructura hídrica, políticas de gestión eficiente del agua y, sobre todo, una planificación que contemple los efectos del cambio climático.
El agua, lejos de ser un recurso ilimitado, está en riesgo de desaparecer si no se toman acciones ahora. Y cuando una región tan vital para el agro y la economía del país como Piura se queda sin agua, el impacto no es solo local, sino nacional.
El agua es vida, pero para Piura, se está convirtiendo en un lujo. La pregunta ya no es si Piura se quedará sin agua, sino cuándo… y qué estamos dispuestos a hacer para evitarlo.
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