Pensiones: Chile apuesta por la equidad, Perú fortalece a las AFP

Recientemente, tanto Chile como Perú han implementado importantes reformas en sus sistemas de pensiones, cada una con enfoques y objetivos distintos. A continuación, se detallan las principales características de ambas reformas, enfatizando los aspectos que benefician a los afiliados y el papel de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) en cada país.
Reforma de pensiones en Chile
El Congreso de Chile aprobó una reforma histórica que modifica el sistema previsional basado en las AFP, vigente desde 1981. Esta reforma introduce un sistema mixto de pensiones y crea un Seguro Social con el objetivo de mejorar las jubilaciones y corregir desigualdades, incluyendo las de género.
Entre las medidas más destacadas se encuentran:
Aumento de la cotización del empleador. Se incrementa gradualmente la contribución del empleador en un 8,5% de la remuneración imponible en un período de nueve años. Este aumento se distribuye de la siguiente manera:
4,5% destinado a las cuentas individuales de los trabajadores.
4% administrado por el Seguro Social para financiar beneficios solidarios y compensar desigualdades, especialmente las de género.
Transformación de las AFP. Aunque las AFP continúan operando, su rol se redefine. Ahora se enfocarán en la administración de inversiones, con mayores exigencias en términos de rendimiento y competencia. Además, se implementa un sistema de carteras de referencia y un esquema de premios y castigos basado en la rentabilidad obtenida.
Licitación de afiliados. Cada dos años, se realizará una licitación para asignar a los nuevos afiliados a la AFP que ofrezca la comisión más baja, fomentando así la competencia y buscando reducir los costos para los cotizantes.
Pensión Garantizada Universal (PGU). Se incrementa gradualmente el monto de la PGU, un beneficio económico que busca asegurar un ingreso básico para los jubilados.
Reforma de Pensiones en Perú
Perú ha promulgado la Ley N.º 32123, conocida como la Ley de Modernización del Sistema Previsional Peruano, con el objetivo de reformar el sistema de pensiones y garantizar una pensión justa para sus beneficiarios.
Las principales medidas incluyen:
Incremento de la pensión mínima. La pensión mínima de jubilación e invalidez en el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) se eleva de S/500 a S/600. Este aumento beneficia aproximadamente al 70% de los pensionistas del SNP.
Pensión por consumo. Se introduce un aporte equivalente al 1% del total de las compras realizadas con boleta de venta electrónica, hasta un máximo de 8 Unidades Impositivas Tributarias (UIT) anuales (S/41,200). Este aporte se destina al fondo de pensiones del consumidor, incentivando el ahorro previsional.
Afiliación obligatoria al sistema previsional. A partir de los 18 años, la afiliación al sistema previsional es obligatoria. Si el ciudadano no elige entre el SNP o el Sistema Privado de Pensiones (SPP) dentro de un plazo determinado, será afiliado automáticamente al SNP.
Libre elección entre SNP y SPP. Se mantiene la opción de que los afiliados elijan entre el SNP y el SPP, ampliando además la garantía estatal para acceder a una pensión mínima dentro del SPP.
Mientras que la reforma chilena busca equilibrar la capitalización individual con un nuevo componente solidario que corrige desigualdades estructurales y limita el poder de las AFP, la reforma peruana refuerza la presencia de estas administradoras sin ofrecer cambios estructurales profundos. La transformación del sistema en Chile impone mayores exigencias de competencia y rendimiento a las AFP, mientras que en Perú la reforma mantiene su rol privilegiado sin modificar aspectos críticos como las elevadas comisiones y la incertidumbre sobre las pensiones futuras en el SPP.
En Chile, el aumento de la cotización patronal y la creación de un fondo solidario benefician directamente a los jubilados, distribuyendo mejor los riesgos y promoviendo mayor equidad. En contraste, la reforma peruana eleva la edad de jubilación, obliga a los jóvenes a afiliarse sin opciones claras y fortalece a las AFP sin exigirles mejoras en rentabilidad ni reducción de costos para los afiliados. Así, mientras Chile avanza hacia un modelo más justo y sostenible, Perú parece consolidar un sistema que favorece más a las gestoras de fondos que a los pensionistas.
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