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El desplome de Petroperú explicado en 5 puntos




El desplome de Petroperú, la mayor empresa estatal del país, ha encendido alarmas sobre su futuro y el impacto en la soberanía energética nacional. Este colapso no es producto de un solo factor, sino de una compleja interacción de decisiones cuestionables, endeudamiento excesivo y problemas estructurales en la gestión y en el enfoque de las políticas públicas hacia los recursos estratégicos. A continuación, se presentan cinco aspectos clave que explican esta crisis.


1. Sobrecostos y fallas en la modernización de la Refinería de Talara


La modernización de la Refinería de Talara, anunciada como un proyecto estratégico para garantizar la soberanía energética del país, terminó costando más de 5,000 millones de dólares, frente a los 1,300 millones inicialmente presupuestados. Este incremento fue causado por adendas contractuales, ajustes técnicos y retrasos, muchos de ellos derivados de una falta de supervisión adecuada por parte de la dirección de Petroperú y las autoridades de gobierno. Aunque la planta ya está operativa, no se utiliza a plena capacidad debido a problemas logísticos y la falta de un suministro constante de crudo, lo que limita sus ingresos potenciales y dificulta recuperar la inversión.


2. Crisis de liquidez y endeudamiento insostenible


La empresa acumula una deuda de más de 7,000 millones de dólares, principalmente asociada al financiamiento de Talara. La falta de una estrategia clara para manejar estos compromisos ha generado problemas de liquidez, impidiendo la compra regular de petróleo para refinación. Petroperú ha recurrido a créditos de corto plazo y líneas de emergencia, lo que ha encarecido aún más su deuda. Sin ingresos suficientes por operaciones, la empresa enfrenta dificultades crecientes para cumplir sus obligaciones financieras, afectando su estabilidad y credibilidad.


3. Liderazgo inestable y politización de la gestión


Desde 2021, Petroperú ha tenido cinco presidentes del directorio y múltiples gerentes generales, lo que refleja una constante interferencia política y la falta de continuidad en su estrategia. Las decisiones gerenciales han sido muchas veces reactivas, centradas en resolver crisis inmediatas en lugar de establecer una planificación a largo plazo. Esta inestabilidad ha debilitado la capacidad de la empresa para negociar con credibilidad en los mercados internacionales y consolidar alianzas estratégicas. Por ejemplo, en mayo de 2024, la agencia Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de Petroperú a 'CCC+'. Esta calificación indica un alto riesgo para los inversores, lo que significa que la empresa tiene más dificultades para obtener préstamos y financiamiento en condiciones favorables. En otras palabras, los prestamistas y los inversores ven a Petroperú como una inversión más arriesgada, lo que puede resultar en tasas de interés más altas y condiciones más estrictas para cualquier financiamiento futuro.



4. Problemas ambientales y conflictos sociales


Los derrames de petróleo en el Oleoducto Norperuano y otras operaciones han generado altos costos en remediaciones ambientales y conflictos con comunidades indígenas. En 2023, Petroperú fue multada con 20 millones de soles por incumplimientos ambientales, mientras las protestas de comunidades afectadas han paralizado tramos críticos de su operación. La falta de inversión suficiente en mantenimiento y prevención de incidentes refleja problemas estructurales en la gestión de la empresa, que priorizó proyectos de gran envergadura sin garantizar la sostenibilidad de sus operaciones básicas.


5. Falta de una política energética integral y soberana


El desplome de Petroperú no solo es responsabilidad de la empresa, sino también de la ausencia de una política energética clara y soberana. Durante décadas, los sucesivos gobiernos han permitido la liberalización y fragmentación del mercado de hidrocarburos, favoreciendo a empresas privadas y reduciendo el rol estratégico de Petroperú. Esto ha obligado a la empresa estatal a competir en desventaja, sin el respaldo adecuado para consolidar su capacidad operativa o garantizar su estabilidad financiera. La falta de un marco regulatorio que priorice el desarrollo soberano del sector energético ha sido un factor clave en su crisis actual.




 

El desplome de Petroperú, en síntesis, es el resultado de una combinación de decisiones gerenciales cuestionables, falta de planificación estatal y un modelo económico que, en lugar de fortalecer a la empresa como un eje estratégico para el desarrollo nacional, la expuso a las dinámicas del mercado sin las herramientas necesarias para competir. Su recuperación dependerá de un compromiso político para proteger su rol soberano, priorizar la eficiencia interna y garantizar una política energética que responda a los intereses del país.

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