América Latina enfrenta una recuperación laboral frágil y desigual

Cinco años después de la pandemia de COVID-19, América Latina y el Caribe muestran una aparente estabilidad en sus mercados laborales. Las tasas de empleo han mejorado ligeramente, la informalidad ha disminuido y los salarios reales han crecido moderadamente. Sin embargo, detrás de estos avances, el estancamiento económico y la desigualdad estructural amenazan con convertir esta “recuperación” en un espejismo.
Según el "Panorama Laboral 2024" de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desocupación regional se redujo al 6,1 % este año, pero las cifras ocultan profundas disparidades. Mientras las ciudades han impulsado la generación de empleo, las zonas rurales siguen rezagadas. Además, las mujeres y los jóvenes continúan enfrentando barreras significativas para acceder a empleos de calidad.
Un crecimiento económico que no impulsa el empleo
El informe revela un crecimiento económico regional de apenas 2,1 % a 2,2 % en 2024, un ritmo inferior al promedio mundial. Este lento avance ha mantenido la ocupación en niveles similares a los de hace más de una década, sin un impulso sostenido en la creación de empleo formal.
Si bien el empleo asalariado ha crecido un 2,9 % en comparación con 2023, el trabajo informal aún representa el 47,6 % del total en la región, evidenciando una falta de avances en la formalización laboral. En países como Argentina, Brasil y México, se han registrado algunas mejoras, pero en el resto de América Latina, el empleo precario sigue dominando la recuperación postpandemia.
Las brechas de género y edad persisten
Las mujeres siguen siendo las más afectadas por la desigualdad laboral. Mientras que la tasa de participación masculina es del 74,3 %, la femenina apenas alcanza el 52,1 %, con una ocupación 22 puntos porcentuales menor. Además, la desocupación femenina (7,2 %) sigue siendo mayor que la masculina (5,2 %), reflejando barreras estructurales que limitan su acceso al empleo formal y a mejores salarios.
Por otro lado, el empleo juvenil sigue siendo uno de los mayores desafíos. A pesar de una leve mejora, la tasa de desocupación juvenil sigue en 13,8 %, casi el triple que la de los adultos. La precariedad y la falta de oportunidades limitan la movilidad social de las nuevas generaciones, obligando a muchos jóvenes a optar por empleos informales o mal remunerados.
Salarios y poder adquisitivo en crisis
Aunque algunos países han registrado incrementos en el salario mínimo real, en más de la mitad de la región los ingresos laborales siguen por debajo o en niveles similares a los de 2019. La inflación ha reducido el poder adquisitivo de los trabajadores, afectando especialmente a quienes dependen de salarios bajos o informales. En Argentina y Costa Rica, los salarios reales han caído drásticamente, mientras que en México se ha impulsado un alza del salario mínimo que ha mejorado los ingresos de los trabajadores.
¿Qué esperar en 2025?
Las proyecciones de la OIT para 2025 apuntan a una tasa de desocupación similar a la de 2024 (entre 5,8 % y 6,2 %). Sin cambios estructurales significativos, el empleo seguirá dependiendo del lento crecimiento económico. El informe subraya la necesidad de políticas urgentes para fomentar la formalización laboral, mejorar la calidad del empleo y reducir las brechas de género y edad.
En un contexto de incertidumbre global, América Latina enfrenta el reto de convertir esta aparente estabilidad en un verdadero progreso laboral. Sin medidas efectivas, la región corre el riesgo de quedar atrapada en un ciclo de recuperación incompleta y desigual.
Situación del Perú
Si bien el "Panorama Laboral 2024" de la OIT no detalla datos específicos sobre Perú, cifras recientes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) permiten contextualizar el escenario laboral en el país. La informalidad laboral sigue siendo un reto estructural, con un 71,2 % de trabajadores en condiciones informales entre abril de 2023 y marzo de 2024, mostrando una leve reducción de 2,3 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año anterior. En cuanto a la brecha de género, los ingresos laborales reflejan una marcada desigualdad: mientras que los hombres perciben en promedio S/ 1.898,1, las mujeres ganan S/ 1.420,4, evidenciando una diferencia significativa en los salarios. Además, el crecimiento del empleo formal ha sido moderado, con un aumento de apenas 0,6 % en los puestos de trabajo en el sector formal privado en el primer trimestre de 2024. Estos datos reflejan que, aunque hay avances en la reducción de la informalidad, las disparidades laborales y el lento crecimiento del empleo formal siguen siendo desafíos críticos para el país (Fuente: INEI, 2024).
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